
[Las selvas del tigre]: Tras las huellas de Shere Kan
De lo más profundo de la memoria de la especie humana llega el escalofrío que produce el rugido del tigre: potente, telúrico, atávico. La admiración y pavor se mezclan con el asombro, la parálisis y la euforia. Con desdén y elegancia, el gran tigre deja atrás a los viajeros con un ronroneo que, irremediablemente, les hace sentir vivos.